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Extracto:Los constantes cambios no auguran nada bueno para una región que ha pagado las facturas de sus errores.
Responder la pregunta es prácticamente imposible, sobre todo porque estamos en la era en la que todo puede suceder, las cosas que parecían imposibles ahora son totalmente reales y lo que parecía normal hoy es anormal.
Latinoamérica ha enfrentado problemas generacionalmente, algunos los ha superado no sin pagar facturas, mientras que otros sobreviven a lo largo de los años, los han padecido generaciones enteras de latinoamericanos y los siguen padeciendo.
En la década de los años ochenta del siglo pasado la región enfrentó lo que se conoció como “La década perdida”, un periodo de nulo crecimiento que condenó a toda una generación a pagar facturas muy altas como desempleo e inflación galopantes, migración e inseguridad. Muchas de esas cicatrices todavía son visibles en varios países, aunque los problemas actuales los han rebasado.
Pero la duda persiste y retoma actualidad con los efectos de la pandemia; Latinoamérica es una de las zonas más afectadas en términos económicos. La región una vez más se enfrenta a una grave crisis económica asolada ahora por la pésima gestión, en la mayoría de los países, de las presiones económicas que generó la crisis sanitaria global.
Latinoamérica se enfrenta hoy a la posibilidad de vivir otro periodo de nulo o muy bajo crecimiento, con todas las consecuencias que ya en otras épocas hemos observado para la región, más otras que surgen debido al crecimiento poblacional que acumuló en estos años.
Para tener una idea de lo que puede suceder con Latinoamérica, podemos observar lo que hacen las cuatro grandes economías latinoamericanas; su desempeño nos podría decir lo que vendrá para el resto de las naciones, que siempre han vivido de una u otra forma bajo la sombra de estos mercados.
México, Chile, Brasil y Argentina, nos dicen mucho de cómo es Latinoamérica, y sobre todo hacia dónde va en materia económica. Por ejemplo; México está inmerso en un ajuste económico implementado por el actual gobierno, uno más de su larga historia; los resultados anteriores no han sido para nada alentadores, cada que el país enfrenta un cambio de “modelo” su economía cae en shock. Esta tendencia de reinventar su economía cada determinado periodo no es exclusiva de México, y desde luego es un punto desfavorable que habla de inestabilidad para los capitales.
Brasil también está en un proceso de cambio, uno más de los muchos que ha registrado a lo largo de su historia; el giro que dio hacia la izquierda ha sacudido al país, lo malo es que el cambio llegó en momentos en los que la bonanza de los commodities terminó para el país. El actual gobierno incluso manda hacia los mercados malas señales una y otra vez, la más reciente fue el nombramiento apenas la semana pasada de un miliar al frente de la petrolera del país, Petrobras.
Con este tipo de señales, la mayor economía de la región no abona al desempeño favorable de todos los países en los que influye, prácticamente Sudamérica entera, es decir la parte sur del continente, está bajo su influencia.
Chile es quizás la economía más estable de la región, sin olvidar los profundos cambios constitucionales que vive y vivirá en los próximos meses; lamentablemente es una economía demasiado pequeña para tener un mayor alcance en Latinoamérica, sus niveles de consumo y su intercambio comercial apenas representan el 15 por ciento de Sudamérica, no es determinante.
Argentina es otro tango; igual que las otras dos grandes economías (México y Brasil), ha dado un viraje hacia el llamado nacionalismo económico, cualquier cosa que eso signifique; también es una nación inmersa por años en cambios que no han llevado a buenos resultados.
Más recientemente el país renegoció su deuda exitosamente, pero la pandemia lo volverá a meter en problemas temen quienes siguen el día a día de su economía. En estas turbulencias, Argentina lleva décadas sin crecer, con nulos resultados económicos, su economía sobrevive por inercia.
Latinoamérica podría tener oportunidades de cambiar su historia pasada y reciente; sin embargo, precisamente la historia dice que la región está inmersa en una serie de incoherencias que la han llevado al fracaso. Sus constantes cambios de modelo simplemente no han funcionado, ¿porqué ahora sí podrían funcionar? Ojalá sí, el riesgo de otra década perdida es grande.
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