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Extracto:Los cambios sin rumbo condenan a la región al subdesarrollo; la “década perdida” es una realidad potencial
Latinoamérica es un crisol de desigualdad y contradicciones económicas que la llevará a pasar una dura y oscura noche tras la pandemia. La gran mayoría de los países han hecho una mala gestión del fenómeno sanitario, pero de manera especial las grandes economías, la inyección de recursos ha sido baja, y para colmo en muchos de estos países se hacen con fines políticos, la región no la pasará bien los próximos años.
En México la inyección de recursos directos para disminuir los efectos económicos del Covid-19 apenas representa el 1 por ciento del PIB; la justificación gubernamental dice que los apoyos han sido directos a las clases más desprotegidas, pero de lado han quedado millones de empresas que representan también millones de empleos, muchas de ellas han cerrado o cerrarán en los próximos meses y no volverán a abrir, las consecuencias serán demoledoras para la economía del país.
México tendrá en junio próximo elecciones para renovar la cámara baja (diputados), 5 gubernaturas, así como miles de alcaldías; las acusaciones contra el gobierno por el uso electoral y político de la vacuna no se han hecho esperar. En caso de ser ciertas, el daño que se hace a la economía es todavía mayor porque se apuesta por la recuperación sólo en zonas afines a la política del partido gobernante, dejando de lado las zonas que no simpatizan.
En Brasil el monto inyectado es sustancialmente mayor, equivale aproximadamente al 8 por ciento del PIB del país, pero de igual modo se concentran en sectores específicos afines a los intereses del partido gobernante, la oposición lo ha señalado insistentemente sin encontrar eco.
Brasil crecerá el año siguiente solo 2.6 por ciento, estará menos castigado que México porque habría recuperado en 2 años el nivel previo a la pandemia, pero el camino a la recuperación total es todavía muy largo, el gigante latinoamericano apenas crecerá para su propio y parcial beneficio, no será por algún tiempo la “bujía” de la región.
Chile y Argentina son dos países inmersos en una profunda transición económica interrumpida por el Covid-19; Chile inyectó el 5 por ciento de su PIB para paliar los efectos económicos de la pandemia y Argentina puso el 3 por ciento de su propio PIB. Latinoamérica realizó en promedio un gasto fiscal de 2.4 por ciento del PIB mientras que el resto del mundo está cerca del 4 por ciento.
Pero Latinoamérica no entiende que debe realizar cambios profundos en su economía para enfilarse a un crecimiento sostenido y por supuesto más significativo. Sin dirección económica en la mayoría de las naciones, con cambios drásticos en los modelos económicos, con “bandazos” que no llevan a las naciones a ninguna parte, estamos frente a un futuro incierto en esta región.
La falta de dirección económica y los cambios drásticos de modelo económico en los que se encuentran inmersos todos los países latinoamericanos es su gran problema, pero no lo entienden. Esto ha dejado y dejará profundas huellas en la economía.
La crisis del Covid-19 sólo desnudó el gran problema de los países; ahora la mayoría de los gobiernos dicen a sus ciudadanos que lo peor de la crisis ha pasado, que la recuperación económica está en marcha, pero no entienden que no entienden que la crisis apenas inicia.
Algunos analistas dicen que Latinoamérica vivirá otra “década perdida”, en alusión a la que tuvo en la década de los años ochenta del siglo pasado, la verdad es que eso es potencialmente cierto. Lo que sucede es que igual que en esas ápocas, la región no puede sacudirse sus fantasmas, no entiende que sólo la coherencia económica y la planeación de largo plazo genera crecimiento y desarrollo.
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Los constantes cambios no auguran nada bueno para una región que ha pagado las facturas de sus errores.
Mientras lo que se percibe sea una cosa y lo que dicen los datos duros sea otra muy distinta, la región está condenada a no avanzar
*Destacan los casos de dos monedas importantes en la zona, aunque todas dependen de los flujos financieros foráneos