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Extracto:Las tres grandes economías de Latinoamérica enfrentan problemas similares considerando el contexto generado por la pandemia global; pero, al mismo tiempo lidian con problemas locales y/o regionales. Por lo tanto sus divisas también podrían tener rumbos distintos o reaccionar de un modo que podría no comprenderse del todo si no se está al tanto de lo que le sucede a cada país.
Argentina, la crisis que no acaba
Este país sudamericano estaba inmerso en una fuerte crisis antes de que la pandemia global modificara el panorama económico en el planeta. Cuando el 10 de diciembre del año pasado el ganador de las elecciones presidenciales, Alberto Fernández, tomó posesión de la presidencia, la pregunta no era si el país tendría para pagar sus compromisos financieros al exterior, sino cuánto tiempo tardaría Fernández en declarar la moratoria de pagos.
Pero el presidente ha logrado cerrar a principios de agosto un histórico acuerdo de renegociación de la deuda externa local. De acuerdo con las autoridades argentinas, el país tendrá un ahorro de 37 mil millones de dólares en los próximos 10 años con este acuerdo alcanzado con diversos organismos financieros multilaterales entre ellos el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El acuerdo es muy relevante porque no había otra manera de que el país pudiera avanzar los próximos años, la carga financiera era muy pesada en una nación que no crece desde hace años, el débito representaba una deuda imposible de pagar de al menos 65 mil millones de dólares bajo las condiciones vigentes.
Argentina acumulaba hasta antes del acuerdo dos años de retroceso económico, al tiempo que la pobreza y el desempleo mostraban avances constantes, a causa, entre otras cosas, de la quiebra de miles de empresas, se calcula que alrededor de 25 mil sólo el año pasado.
Pero el histórico acuerdo parece ser sólo un paliativo para la atribulada economía argentina; el coronavirus ha sido determinante para un deterioro de la confianza en el país y en su divisa; la más reciente encuesta del Banco Central de Argentina ubicaba la expectativa del PIB en menos 12 por ciento, mientras que la inflación anualizada rondará el 40 por ciento y el dólar cerraría el año alrededor de 88 pesos desde los niveles actuales de 73.40 unidades.
De mantenerse la expectativa, se espera una depreciación adicional de 19.9 por ciento para el peso argentino en los próximos meses; en este sentido la postura de irse “corto” en pesos y “largo” en dólares sería la ideal con una perspectiva de mediano plazo, es decir de aquí a diciembre próximo. La divisa del país austral no parece tener un futuro promisorio ya que no obstante haber mejorado su posición financiera en materia de débito externo, los problemas internos que la aquejan son mucho mayores y no se solucionan en el corto plazo, el peso argentino tiene una perspectiva predominante de debilidad.
Brasil, gestión desastrosa de la pandemia
La crisis sanitaria en Brasil a causa de la pandemia es proporcional a la soberbia del presidente Jair Bolsonaro quien pese a haber padecido la enfermedad no cesa en su intento de minimizar los efectos sanitarios y económicos de la pandemia.
Lo anterior ha llevado a Brasil a ser el segundo país con mayor número de contagios de Covid-19 en el mundo con un total de 3 millones 411 mil 872 al cierre del miércoles 19 de agosto,sólo detrás de Estados Unidos que tiene casi 5.7 millones de contagiados; en muertes totales también Brasil se ubica en el segundo sitio con 110 mil 19 víctimas.
Las consecuencias para Brasil serán de pronóstico reservado. En diciembre pasado los analistas privados esperaban un crecimiento de hasta 2.3 por ciento en el PIB de la mayor economía de la región, pero el FMI en sus más recientes proyecciones predice una debacle de menos 9.2 por ciento y un crecimiento de apenas 3.6 por ciento para el año siguiente.
El real brasileño igual que casi todas las divisas de la región no pasa por su mejor momento; está abajo de su nivel máximo del año, cotiza en 5.46 reales por dólar, pero no muy lejos de los 5.4875 que alcanzó en abril. Aunque es una moneda respaldada por fuertes flujos de inversión, la situación de la economía no es un buen indicador de fortaleza.
Brasil enfrenta, igual que gran parte de las naciones del mundo y de la región, problemas de bajo crecimiento o crecimiento nulo, y lo peor es que no hay expectativas mucho mejores los próximos años; la recuperación se encuentra atada a un mejor desempeño económico global, también igual que el resto del planeta, pero en su caso el mercado de commodities siempre ha sido determinante y al parecer en los próximos años habrá productos que ya no serán altamente demandados debido a las políticas de producción en naciones como China, el país deberá reinventarse una vez pasada la pandemia.
Peso mexicano, tan lejos del mundo y tan cerca de EU
La economía de México será la más golpeada de la región sólo detrás de Venezuela, a causa de la crisis desatada por el coronavirus; el promedio de los analistas indica un descenso en el PIB de menos 10.5 por ciento, únicamente la expectativa gubernamental sigue manejando tercamente una tasa mucho muy inferior, de menos 6.5 por ciento.
La caída económica, de concretarse en dicha magnitud, será la mayor en la historia del país nortemericano; pero los problemas internos, que son muchos, no son todos los que determinan el rumbo de la economía mexicana al menos en el corto plazo, existen factores externos que también son muy importantes y no precisamente relacionados con la pandemia.
En menos de 3 meses se llevará a cabo en Estados Unidos, la mayor economía del mundo y vecino de México, la elección presidencial; hasta ahora el demócrata Joe Biden parece llevar la delantera a un Donald Trump que hasta enero parecía seguro ganador de la reelección, pero que también una mala gestión de la pandemia le podría impedir reelegirse en la Casa Blanca. México también registra una mala gestión de la crisis sanitaria.
En abril el peso llegó a 25 unidades por dólar en el mercado interbancario, se ha recuperado paulatinamente y ahora mismo está alrededor de 22.3 pesos, pero la expectativa es que no se aprecie mucho más, sino que por el contrario, tienda a debilitarse en el mediano y largo plazo; no obstante su cercanía con la economía más importante del planeta y factores como los diferenciales en tasas de interés a favor del peso (aproximadamente 450 puntos base), son fenómenos que han generado y podrían volver a generar periodos de fortalecimiento del peso mexicano. En los mercados siempre dicen sobre el peso que este se encuentra tan lejos del mundo y tan cerca de Estados Unidos, para referirse a la inevitable influencia a la que la moneda mexicana siempre está sometida.
Resumen:
Las tres divisas de las 3 economías más grandes de Latinoamérica viven momentos críticos, los países señalados tendrán un fuerte descenso en su PIB para este año y en 2021 no se recuperarán con la misma magnitud con la que se desplomaron.
Quizá una apuesta interesante seria el peso mexicano, ya que su interrelación con la economía de Estados Unidos (apenas en julio entró en vigencia la revisión del acuerdo comercial firmado en noviembre de 1993, al que ahora llamaron T-MEC por sus siglas en inglés), podría llevarlo a una zona de apreciación aunque no por debajo de los 20 pesos por cada dólar, siempre y cuando la economía estadounidense de verdad se recupere el año siguiente y el proceso electoral no termine en un conflicto tal como ha dejado entrever el actual inquilino de la Casa Blanca. Para las otras dos divisas y para las monedas latinoamericanas en general, la oscuridad de la noche durará más tiempo.
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