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Extracto:La moneda del país austral tiene una trayectoria plenamente bajista contra el dólar en los mercados cambiarios globales
Argentina y el peso argentino son el vivo reflejo de lo que ha vivido Latinoamérica en por lo menos el último cuarto de siglo; si pudiéramos definir el desempeño de esta divisa y su economía con una sola palabra esta sería sin duda alguna: inestabilidad.
No hablemos mucho de historia porque no es el caso; sin embargo, es importante recordar que esta nación ha registrado prácticamente todo tipo de regímenes cambiarios que puedan existir en el planeta, desde las divisas controladas hasta la caja de conversión, pasando por el cambio de nombre de la moneda ya que en alguna época de su historia esta no se llamaba peso sino austral.
En el último cuarto de siglo la divisa argentina ha pasado por una serie de turbulencias que la ubican como una de las más volátiles en el planeta, esa es una característica importante para los mercados de divisas del mundo entero, la volatilidad.
Argentina es todavía la tercera mayor economía de la región, aunque algunos analistas ya la consideran la cuarta e incluso la quinta economía, tomando en cuenta la relevancia de Chile y Perú e incluso Colombia, aunque oficialmente los organismos financieros multilaterales la siguen considerado en el tercer sitio sólo detrás de Brasil y México.
Pero la economía de Argentina es quizás una de las más impredecibles y por lo tanto riesgosas de la región, muchos periodos históricos hablan de eso. Por ejemplo, el esquema de caja de conversión (uno a uno contra el dólar), llevó a un rotundo fracaso económico a pesar de los éxitos iniciales, que a su vez terminaron en un control de capitales que se conoció popularmente como “el corralito”, este tipo de medidas alejó por varios años a los inversionistas del país y Argentina se colocó como una nación de alto riesgo, lo que hasta la fecha mantiene aunque los capitales han tratado de regresar de vez en vez.
Simplemente hace unos meses el país entró en un periodo más de inestabilidad ante la imposibilidad de pagar sus deudas con el exterior; el proceso de renegociación con los acreedores no sólo fue largo sino tortuoso, no exento de riesgos que impactaban un día sí y otro también en la economía y en su divisa.
Al final, Argentina logró una exitosa renegociación de poco más de 66 mil millones de dólares, que le dieron auténtico oxígeno financiero al menos los siguientes 12 meses, pero en este caso como e todos, no servirá de mucho si en el largo plazo la economía del país no es capaz de generar crecimiento y desarrollo.
Es el PIB un talón de Aquiles de la economía sudamericana, en este siglo ha reportado tasas de crecimiento de hasta 9 por ciento, por descensos de casi 11 por ciento. Y al menos en el último lustro el país está atrapado en los mismos problemas de crecimiento que casi todo el mundo, en la llamada “trampa del crecimiento”, que no es otra cosa que la recurrencia de un crecimiento modesto por un periodo prolongado de tiempo, incremento del PIB que no supera el 2.5 por ciento y que es insuficiente a todas luces.
Dicha inestabilidad es desde luego un factor en contra para el peso argentino; la divisa no ha hecho otra cosa más que reflejar la inestabilidad de la economía con base en un mercado de libre flotación en el que se ilustran con claridad lo malos resultados y se traducen en un desempeño negativo para la moneda.
Así, en el gráfico de largo plazo hablamos de un ajuste cambiario muy importante; por ejemplo, hace 5 años, en septiembre de 2015, la cotización del peso argentino se ubicaba en rangos de 9.4258 pesos por dólar, mientras que en este mes la paridad se ubica en 75.52 pesos, eso significa una depreciación de 701 por ciento durante el periodo señalado.
Con base en la cifra anterior, es claro que el peso argentino es una moneda muy castigada, y que en los años recientes ha pagado buenas ganancias cambiarias a quienes han apostado en su contra. La pregunta es si debe seguirse apostando en la misma dirección.
Al menos en el corto plazo, digamos un año, no hay elementos para que la moneda del país austral se recupera significativamente, sobre todo en el marco de una pandemia que cambió todos los equilibrios económicos en el mundo afectando todavía más a países que ya tenían dificultades de crecimiento.
Si bien, Argentina ha salido del default, expectativa que en los últimos seis meses había golpeado a su moneda y su economía, el camino para una recuperación plena, igual que en el resto de la región, es muy largo y no exento de riesgos.
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