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Extracto:Existe un claro sesgo alcista en todo el planeta, y pareciera que no será una tendencia pasajera
Ayer, en ambos lados del Atlántico los precios del gas natural subieron a nuevos máximos, en parte provocados por el pronóstico de un clima más caluroso de lo habitual a fines del verano.
El fuerte repunte de la economía global, el cambio hacia el gas natural por razones ambientales y varios desafíos de suministro llevaron a los mercados a límites de capacidad. El escaso almacenamiento de combustibles genera temores sobre la próxima temporada de calefacción invernal.
“Los precios altos son la mejor cura para los precios altos”, dice un refrán, por lo que eventualmente estos precios deberían afectar al gas natural, según analistas.
El gas natural es un claro contendiente para la corona de la materia prima más popular en estos días. Los precios estadounidenses subieron a récords no vistos en años, apenas debajo de los 5 dólares por millón de BTU, en parte debido a la previsión de un clima caluroso al final del verano.
Por lo general, estos picos de precios ocurren durante la temporada de calefacción invernal cuando las condiciones climáticas particularmente frías agotan el almacenamiento y azuzan los temores por el suministro de combustible.
Sin embargo, los movimientos de precios tan pronunciados fuera de la temporada de calefacción son inusuales. El almacenamiento en ambos lados del Atlántico, en América del Norte y Europa, es escaso, lo que hace que el mercado sea propenso a los riesgos posteriores del clima invernal y aumenten los temores de escasez. Este escenario alcista ya parece incrustado en gran medida en los precios.
Lo que nos trajo aquí es la combinación de varios elementos que influyen en los mercados de electricidad y combustible, incluidas las condiciones de viento suave, el clima caluroso de verano, el repunte económico, las limitaciones temporales del suministro de carbón, los desafíos de suministro de gas de Rusia, los círculos de retroalimentación creados por los mercados de carbono europeos y, potencialmente, incluso el aumento en el uso de energía de la minería de criptomonedas.
Dicho esto, los precios altos son la mejor cura para los precios altos y, por lo tanto, los analistas están más atentos a dónde se están gestando las respuestas de la oferta, que incluyen el shale estadounidense y el carbón chino.
Sin embargo, la dinámica de las últimas semanas parece basarse en parte en nuevos patrones del mercado, lo que pesa sobre la confianza de las previsiones de los analistas, junto con los riesgos meteorológicos.
Los mercados globales de gas natural estarán presionados indudablemente los meses siguientes, no hay motivos para que suceda lo contrario.
El “rebote” de las economías es otro factor, con la producción impulsándose no pareciera que las cotizaciones vayan a ceder, es un panorama que pega directamente en los países más pobres o en vías de desarrollo.
Este golpe a los precios del gas, podrían funcionar como un muro para el desarrollo económico, si no se modifica la tendencia o cuando menos se “aplana la curva”.
Mientras todo eso sucede, es posible que otros energéticos sigan la misma ruta, la de las alzas en los precios. Petróleo, electricidad, gasolina, etcétera. No estamos en una época de bonanza y parece que así seguirá cuando menos los meses próximos.
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