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Extracto:El peso se convirtió en una de las monedas más devaluadas, a pesar de las buenas noticias en balanza de pagos. Al parecer, las protestas les metieron miedo a los inversionistas.
Que el dólar suba no es una novedad en Colombia. En momentos de grandes crisis fiscales o de choques externos, la divisa se dirige siempre hacia sus máximos históricos. El más reciente caso, antes de la pandemia, se dio durante la caída de los precios del petróleo a partir de 2014, que puso al país frente al mayor choque externo de su historia. Ya durante la pandemia, el dólar se disparó hasta 4.300 pesos por la incertidumbre en el mercado del crudo, que llegó incluso a cotizarse a precios negativos.
El café no solo está a buenos precios: la devaluación y la gran cosecha significan una inyección de liquidez para los cultivadores.
Aun así, el dólar no había tenido un alza permanente asociada a fenómenos de orden público. En situaciones muy tensas, inclusive con atentados terroristas o manifestaciones, la divisa solo reaccionaba de manera coyuntural para luego volver a la senda acorde con la disposición real de divisas para Colombia.
Pero en las últimas jornadas algo ha pasado. Específicamente desde el inicio de las protestas en Colombia. La divisa se disparó por encima de 3.800 pesos en la primera parte del año y luego volvió a reaccionar ante el inicio de las manifestaciones.
Esto se dio en medio de niveles históricos de cotización tanto del petróleo como del café, dos productos clave de la canasta exportadora del país. Los resultados de Ecopetrol al primer trimestre así lo muestran. A marzo, la petrolera logró utilidades por 3,1 billones de pesos, 2.200 por ciento más que las mostradas hace un año. El barril de petróleo se cotizó por encima de 68 dólares.
El café no es la excepción y se ha mantenido alrededor de 1,50 dólares por libra, una cotización alta. A esto se le suma que la cosecha cafetera aumentó 9 por ciento, con lo que los cafeteros van a recibir más dólares no solo por precio, sino también por unidades vendidas.
En pocas palabras, Colombia va a contar con una buena inyección de dólares gracias a las materias primas.Esto debería ser un factor para llevar a la baja la cotización de la divisa, porque indicaría que habrá dólares suficientes para cubrir las necesidades del país. Sin embargo, la tasa de cambio ronda 3.800 pesos.
Factores idiosincráticos
Juan David Ballén, director de investigaciones de Casa de Bolsa, explicó que lo que está incidiendo son factores claramente “idiosincráticos”.
Se refiere a la enorme tensión social que se ha vivido en las últimas jornadas por cuenta de las movilizaciones. “Uno mira el desempeño del resto de mercado y, efectivamente, Colombia ahora está teniendo un comportamiento diferente: el dólar sube con mayor fuerza y esto se da también en los mercados de TES y acciones que tienen tendencia a la baja”, comentó el experto.
También hay alarma de que el dólar supere los 4.000 pesos. Y los activos financieros colombianos están sufriendo un castigo adicional.
Las razones son varias. Primero, es claro que hay incertidumbre sobre el futuro fiscal del país. La caída de la reforma tributaria y la consecuente salida de Alberto Carrasquilla del Ministerio de Hacienda pusieron de presente que en las actuales circunstancias no hay ambiente para un ajuste en los impuestos.
Sin embargo, hay un claro consenso con respecto a que se necesita fortalecer las finanzas públicas. “Suben las tasas de los TES por la incertidumbre que hay sobre qué tan diferente será la reforma que logre aprobar el nuevo el ministro, José Manuel Restrepo, frente a la de Carrasquilla”, explicó Ballén.
En este frente, la pregunta es sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas. “Se necesita la reforma para generar calma y enviar un mensaje de que el fisco va a pagar sus recursos”, comentó.
Ya está claro que Restrepo va a aprobar una reforma que sufrague los gastos de aquí a finales del próximo año. Habrá que ver finalmente qué tipo de reforma aprueba el Congreso y hasta dónde el país va a lograr tener algo de “paz” fiscal.
Un problema estructural
Felipe Campos, director de Investigaciones Económicas de Alianza, percibe que durante esta coyuntura hubo un cambio de fondo al que es necesario ponerle cuidado.Campos explica que en los primeros tres meses del año fue clara una fortaleza generalizada, pero moderada, del dólar.
Esto fue así porque la recuperación económica en Estados Unidos fue más rápida y sólida que en el resto del mundo. “A esto se le suma el bolsillo interminable de la FED y del Gobierno. Eso pudo explicar la subida del dólar en la primera parte del año”, comentó.
En la región, la tendencia fue generalizada. Brasil, Colombia, Perú y todos los demás países han experimentado un aumento en el precio del dólar.
“Pero en el último mes pasó algo particular. La presión se moderó porque Estados Unidos dejó de liderar la recuperación. A nivel mundial, ha caído el dólar. Es cuando Colombia empieza con estos casos locales de orden público por las manifestaciones y se separa del resto de países”, comentó Campos.
Hay una transformación de la crisis interna que empieza con la tributaria y con la posibilidad de perder el grado de inversión. “Pero en el primer fin de semana de mayo se da una enorme conmoción interna y demostraciones internas de insatisfacción. Ahí pasó algo: es relativamente nuevo para nosotros conectar el orden público con los mercados. Ni siquiera en la época de las guerrillas había conexión”, explicó el experto.
Todo indica que lo que ocurre ahora mismo en Colombia es algo similar a lo que se dio en 2019 con Chile y la ola de protestas que terminaron en cambios políticos estructurales.
Esa es la pregunta que se están haciendo muchos inversionistas hoy: hasta dónde las actuales manifestaciones de insatisfacción van a llegar a cambios tan radicales como los de Chile. Así que por ahora muchos actores de los mercados no están viendo que esto sea algo coyuntural, sino algo que puede implicar cambios de fondo, tal y como ocurrió en el país austral.
Que llegáramos a repetir lo de Chile en Colombia sería el caso más extremo. Allá todo comenzó con una discusión sobre impuestos de transporte y de repente, en el transcurso de los eventos, la economía terminó sufriendo un efecto. “En Colombia ya esto va más allá de la reforma tributaria y el grado de inversión. ¿Cuánto tendrá que negociar el Gobierno para superar la crisis?”, se preguntó Campos.
En medio de todo hay esperanzas: si se llega a un consenso sensato y se aprueba una reforma tributaria para superar la coyuntura fiscal, es muy probable que en los próximos meses el país enfrente un panorama mucho más optimista y entonces el dólar responda a la baja.
Campos insiste en señalar que es muy positivo lo que pasa con los precios de las materias primas: el mensaje que queda es que el inversionista está preocupado, en mayor medida, por el orden público, pero aun así, que el café, el petróleo y todas las otras materias primas mantengan sus niveles actuales de cotización es una buena noticia.
La situación de los mercados muestra un cambio de fondo en la perspectiva de los agentes. La pregunta que muchos se están haciendo es ¿qué tanto va a negociar Colombia de su marco general de reglas para la economía, en aras de superar la crisis social? Eso se definirá en las próximas semanas. En esta historia aún faltan muchas páginas por contar.
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