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Extracto:El primer aviso llegó con el Covid-19, hoy una vez más las cadenas globales de suministro están expuestas
El canal de Suez une Asia con Europa en un frenético intercambio comercial que bien pareciera ahí concluye pero no es así, ese intercambio de miles de productos y mercancías explica en gran medida la relevancia de las cadenas globales de suministro.
Lo anterior sólo por mencionar la relevancia del intercambio de mercancías, también es muy importante para el mercado petrolero; los buques transitan por esta vía marítima de 193 kilómetros de largo para evitar un viaje de cientos o miles de kilómetros más, con los costos en tiempo y dinero que repercutirían en el consumidor final.
Pero este canal está bloqueado desde la semana pasada por el encallamiento de un buque, pero no de cualquier buque, se trata nada más y nada menos que uno de los mayores portacontenedores que surcan los mares del mundo, el Ever Given, que tiene una capacidad para llevar hasta 20 mil cajas metálicas con todo tipo de mercancías.
El canal de Suez está bloqueado desde hace casi una semana, ya son cientos de embarcaciones que se encuentran varadas en ambos sentidos desde hacia y desde Europa, el comercio mundial se enfrenta a un reto mayúsculo y no sólo eso, en breve podría haber impactos globales, si no es que ya los hay, por el deterioro de la cadena de suministro en muchos sectores.
Incluso, no es la cadena de suministro por sí misma lo que puede poner en jaque a varios sectores económicos a lo largo y ancho del planeta, sino el hecho de que el mundo al parecer ha confiado demasiado en la tecnología y en las grandes compañías de logística, olvidándose de que siempre existen imponderables que pueden modificar los escenarios.
En los años recientes tomó relevancia una filosofía económica orientada a reducir los costos del exceso de inventarios en las grandes compañías; los directivos y dueños de compañías pensaban que en un mundo moderno, tan interrelacionado, con los grandes avances tecnológicos y la infraestructura logística que han alcanzado las empresas del sector, no era necesario contar con grandes inventarios, bastaba con pedir los insumos para que estos llegaran lo más pronto posible, la filosofía del “justo a tiempo”, Just on Time.
Todo había funcionado relativamente bien hasta principios de 2020; en enero de ese año se empezó a propagar el coronavirus originado en China por todo el mundo; aún así los grandes corporativos no tomaron sus precauciones, no consideraron que un fenómeno de tal naturaleza impactara en las cadenas globales de suministro, lo que vino a continuación nos enseñó que podría suceder todo lo contrario.
El impacto a las cadenas globales de suministro fue terrible en muchos sectores, pero especialmente en la industria médica, ello explica la falta de material médico que se reportó en muchos países durante los primeros meses del confinamiento.
La política de Just on Time al parecer fue utilizada en exceso, con una confianza desmedida en la infraestructura logística, es decir en las estructuras y empresas que llevan y traen mercancías a lo largo y ancho del planeta, sin considerar que algún factor ajeno, algo extraordinario, podría poner en jaque esas mismas cadenas y generar graves problemas a la economía. En 2020 llegó la primera gran evidencia de que podría suceder algo así, el coronavirus lo demostró, cortó muchas de las cadenas de suministro, el confinamiento y su consecuente desplome en el consumo permitió que los efectos fueran menos duros, pero había ya una clara advertencia de lo que puede suceder.
El atasco del Ever Given en el canal de Suez, con lo que ha dejado varados a cientos de barcos de menor tamaño, pero no de menor importancia para el comercio global, puede generar más problemas a la recuperación de la economía global, una recuperación que es muy frágil debido a que en los hechos solamente los dos gigantes globales: Estados Unidos y China, se recuperarán sólidamente, el resto del mundo tardará más.
Quizás con las experiencias del coronavirus de 2020 y el atasco del Ever Given en el canal de Suez este 2021, ha llegado la hora de reconsiderar algunas de las filosofías del mundo corporativo; el esquema de Just on Time podría vivir sus últimos meses como lo conocemos.
En todo el planeta nadie sabe cuándo y cómo será la siguiente crisis global; pocos se atreven a pronosticar si sucederá con otra pandemia, con un desastre natural, con una crisis económico y/o financiera, etcétera. De lo que sí están seguros es que sucederá. Llegar a esa crisis, sería lamentable con las condiciones actuales en las que las cadenas de suministro están altamente expuestas.
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