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Extracto:La historia de la región se conforma de bajo o nulo crecimiento económico y poca oferta de bienes industrializados.
En un mundo en el que las tasas de interés bajas son la constante, especialmente después de la crisis financiera que originó la pandemia y que llevó a los bancos centrales de casi todas las naciones industrializadas a llevar su tasa de referencia a un nivel cercano a cero; llama la atención el nivel de tasas de interés que existe en cierta región.
Incluso en algunas naciones como en Japón, la tasa real nominal negativa ya es una realidad, y algunas otras naciones no lo descartan. Hace poco todavía el titular del banco de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, era cuestionado sobre si la institución consideraría una medida similar. Powell siempre lo ha negado, pero la mayoría de los analistas consideran que, si fuera necesario, la Fed tendría que incursionar en terrenos negativos en materia de tasas de interés.
Pero Latinoamérica vive otra realidad, la mayoría de sus países tienen tasas que en la coyuntura actual lucen desde muy altas, en la mayoría de los países, hasta verdaderamente exorbitantes, como es el caso de Argentina. Las altas tasas de interés vigentes en la región no son desde luego una buena noticia, y sí el reflejo de los muchos problemas económicos por los que atraviesa Latinoamérica,
La región exporta muchas cosas al mundo, pero destaca en dos: mano de obra barata y materias primas en estado primario, es decir, con escasos o nulos procesos de industrialización.
También, importa algo que es fundamental para su supervivencia financiera, capitales de inversión de corto plazo.
Ante la baja industrialización de sus economías, los capitales de inversión son más que indispensables y para retenerlos no tiene muchas alternativas, de hecho, no tiene casi ninguna más que ofrecerles tasas de interés muy elevadas.
Esto explica la realidad latinoamericana, el hecho de que las tasas de interés en la región sean las más elevadas del mundo obedece a que sólo así la mayoría de los países pueden retener los capitales que necesitan para financiera parte de su actividad económica, recursos que no generan por medio de un crecimiento que es desigual e inestable desde hace décadas.
Aunque la realidad de los países tiene por lo general el mismo problema, lo cierto es que también hay algunas diferencias.
Por ejemplo, México tiene una tasa de interés de 4.25 por ciento, es decir 425 puntos base. Tasa muy elevada sin lugar a dudas comparado con su principal socio comercial, Estados Unidos, en donde el rendimiento es cercano al cero absoluto.
Pero la tasa de México es muy baja si se compara con el rendimiento de 33 por ciento que ofrece Argentina, una tasa verdaderamente estratosférica para los estándares internacionales actuales, de hecho, la más alta del mundo.
Esta realidad latinoamericana no tiene probabilidad de que vaya a cambiar en el corto plazo. Como señalamos, las economías de la región necesitan recursos para financiar parte de su actividad productiva y sólo los consiguen ofreciendo premios o rendimientos muy altos.
Este nivel de tasa de interés debería ser un gran atractivo para las divisas de la región, pero sólo el peso mexicano y alguna otra moneda como el real brasileño o el peso chileno, son las divisas más negociadas de esta región, la verdad es que las otras son casi inexistentes en términos de representación del mercado Forex.
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