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Extracto:Parece que ya hay nombre de su sucesor, pero los retos en la quinta mayor economía del mundo son enormes
Cuando faltan unos cuantos meses para las elecciones generales en Alemania, ya se conoce quién tendrá la encomienda en el bando conservador de hacer que los alemanes y el resto de los europeos se olviden de la icónica Ángela Merkel.
Es así como la fracción formada por la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) y su partido hermano, Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), finalmente superó las divisiones sobre quién deberá relevar a Merkel.
El nombre del elegico es Armin Laschet, que dejó en el camino a la figura más popular y líder en las encuestas, Markus Söder.
El ministro presidente de Baviera se hizo a un lado consciente de que hoy más que nunca se requiere de la organización y disciplina alemana para definir el rumbo del país en la era postpandemia, y no de enredos políticos como hasta ahora venía ofreciendo el partido gobernante a raíz de la disputa.
Para Sudha David-Wilp, subdirectora de la oficina en Berlín del German Marshall Fund of the United States, el desorden visto entre el dirigente bávaro y el de Renania del Norte-Westfalia, no es más que una muestra del nerviosismo que hay al interior de la familia conservadora en la búsqueda del sucesor de Merkel.
“Hay pánico en las filas del bloque conservador sobre lo que vendrá después de Merkel. El debate entre Laschet y Söder demostró las dificultades por las que están pasando”, dice aa un diario lainoamericano.
Incluso antes de la pandemia ya tenían problemas. Cuando se nombró a Annegret Kramp-Karrenbauer al frente de la CDU emergieron cuestionamientos sobre si tenía o no la capacidad para ser la sucesora de Merkel. Al final se hizo a un lado por la enorme presión.
Armin Laschet nació en 1961 y es desde 2017 presidente de Renania del Norte-Westfalia, el estado con más habitantes y un titán industrial, aportando 22% del PIB.
En los tiempos más difíciles ha permanecido junto a Merkel, incluso durante la crisis de refugiados de 2015.
Le gusta presentarse como político centrista y capaz de construir puentes, como ha sido Merkel a lo largo de su trayectoria política.
Se inclina por el papel responsable de Alemania en la Unión Europea (UE) y cree en el orden global basado en reglas y multilateralismo.
Los analistas considera que con Laschet no hay que anticipar muchos cambios en el rubro internacional, en tanto que a nivel doméstico habría que esperar un gobierno tipo Merkel light buscando estabilidad ante grandes desafíos.
Más allá de ser el favorito de Merkel, cumplía el máximo requisito para ser el próximo líder del partido: debía ser una figura con experiencia en el gobierno para afrontar los retos de la era postpandemia.
Los analistas consideran que con su elección el partido apostó por proteger al partido a largo plazo, en lugar de una victoria rápida de corto plazo.
A estas alturas, resulta imposible pronosticar el escenario que emergerá de los próximos comicios, pero lo que sí es muy probable es que resulte en mayor fragmentación entre las diversas fuerzas políticas.
Parece que en Alemania habrá vida después de Merkel, en el terreno político, pero el legado que deja será un gran reto para quien llegue a ocupar su lugar.
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