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Extracto:¿Qué pasa en Turquía y cómo afectaría en los mercados financieros globales?
En noviembre pasado el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, nombró como gobernador del banco central del país a Naci Agbal; dicho nombramiento proporcionó estabilidad en los mercados locales y globales luego de un periodo de turbulencia, el entonces nuevo titular del banco central turco era conocido en los mercados por su objetividad y pragmatismo.
Nadie imaginada entonces que Agbal solamente duraría en el cargo 4 meses, este fin de semana fue destituido fulminantemente del cargo por el volátil presidente, quien criticó días atrás su estrategia monetaria enfocada en elevar las tasas de interés, durante su mandato de sólo 4 meses estas subieron de 10 a 19 por ciento, una política monetaria restrictiva que no fue compartida por Erdogan.
El problema es que el banco central turco estrenó este lunes 22 de marzo de 2020 su cuarto titular en la persona de Sahap Kavcioglu en sólo 2 años, eso tiene una sola definición y no es buena para los mercados, se llama: incertidumbre.
También, estos cambios constantes dejan claro algo que ya se sabía existía en el país, pero que nunca fue tan evidente, la autonomía del banco central del país existe sólo en el papel, en la práctica es más bien una burla o un juego, las decisiones de política monetaria se toman desde el palacio presidencial, con todas las consecuencias que esto genera.
Tras la decisión de Erdogan la lira turca se desplomó 14 por ciento en el mercado y la bolsa de valores del país llegó a perder hasta 10 por ciento antes de que se detuvieran las operaciones para evitar mayor daño.
Turquía es uno de los protagonistas en los mercados emergentes, su relevancia es tal que por ejemplo en las operaciones globales de este lunes la caída de la lira turca afectó incluso al peso mexicano, una economía con la que prácticamente no existe intercambio por la lejanía geográfica, pero que, debido a las conexiones de los mercados, se presentaron efectos en monedas, países y regiones muy alejadas.
La caída de los mercados turcos obedece a un factor de incertidumbre y sobre todo de desconfianza, eso es “veneno puro” para los mercados globales en general y para las plazas emergentes en particular.
Ese es el efecto sobre los mercados, justo en momentos en los que lo menos que hace falta es desconfianza entre los inversionistas, surgen esta serie de factores que merman la confianza operativa y que genera fenómenos que afectan la operatividad global con el famoso “vuelo a la calidad”, es decir, el redireccionamiento de los capitales hacia divisas, bolsas y destinos en general que tengan menos riesgo, sin importar en este momento demasiado el rendimiento.
Turquía es un mercado inestable y no es un mercado cualquiera, después del peso mexicano la lira turca es una de las divisas más operadas de las plazas emergentes.
Más allá de eso, al parecer la inestabilidad monetaria en Turquía está atada al contexto político, los constantes cambios en la dirección del banco central así lo demuestran; es decir, los inversionistas ahora ya están convencidos de que las decisiones económicas y monetarias se toman en otra parte y no en el banco central. Este daño es para Turquía, sin duda alguna, pero los mercados emergentes no pueden aislarse, serán afectados por un tiempo en aso de mantenerse la inestabilidad antes de que los inversionistas empiecen a “discriminar”.
Vuelve la inestabilidad y desconfianza en momentos en los que es lo menos deseable.
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