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Extracto:Salir de esta dinámica no será fácil, antes debe solucionar las profundas secuelas dejadas por el Covid-19
La economía del mundo registrará una importante recuperación en este año; de hecho, las perspectivas publicadas recientemente por el Fondo Monetario Internacional (FMI) fueron ajustadas al alza respecto al reporte previo emitido en octubre del año pasado.
Este movimiento que se espera en el PIB mundial es a todas luces lo que los economistas llaman un “rebote”; el desplome previo, el del año 2020, fue tan profundo, que la economía “rebotó” impulsada desde luego por factores como la llegada de la vacuna contra el Covid-19; se trata de un efecto similar a la caída de una pelota desde determinada altura, el descenso es tan acelerado que llega al piso y desde ahí “rebota” ya sea hasta los niveles previos desde donde cayó, un poco menos o incluso arriba de dicha referencia.
El año pasado la caída estimada ahora por parte del FI en 3.5 por ciento, fue tan profunda, que el efecto “rebote” se hará presente este año, sin olvidar que sólo hablamos de proyecciones ya que en los mercados y en la economía en general todavía existe mucha incertidumbre respecto a lo que sucederá en el mediano y largo plazo con la economía con un proceso de vacunación que llevará mucho más tiempo del estimado en la mayoría de los países, lo que sugiere que la inmunidad ante el Covid-19 tardará en llegar.
Esa es la buena noticia; con sus factores de riesgo, pero todo apunta a un repunte o “rebote” de la economía en el mundo y de todos los países, algunos más y otros menos. Aunque también es importante señalar que la inmensa mayoría de las naciones el llamado “rebote” en V no será una realidad, entendido este como el crecimiento del PIB en este año en la misma proporción, o mayor, en la que cayó.
De hecho, de acuerdo con las proyecciones del propio FMI solamente tres países tendrán este tipo de recuperación: China, la India y Estados Unidos, los demás países y regiones simplemente tendrán un “rebote”, luego del desplome reportado en el año previo.
Pero, la mala noticia es que la economía del mundo entrará en 2022 nuevamente a la llamada “trampa del crecimiento”; este fenómeno se entiende como un crecimiento contante, sostenido, en gran parte del mundo, pero a todas luces insuficiente para generar el desarrollo que se requiere en todos los países.
Es decir, luego del shock económico provocado por el Covid-19 en 2020, con fuertes descensos durante ese año en todos los países, para 2021 habrá un “rebote” que en la inmensa mayoría del planeta sólo compensará parte del descalabro registrado, mientras que el año inmediato, en 2022, es posible un regreso a esa etapa de la economía mundial en la que se registra un crecimiento insuficiente para todos, con consecuencias para el desarrollo de largo plazo y el incremento de la desigualdad, también en la mayoría de los países.
Este regreso a la “trampa del crecimiento” es desde luego una mala noticia, una señal negativa para una economía que sale apenas de un gran colapso, y que justamente lo que requiere es un crecimiento más acelerado, mucho mayor, regresar a un crecimiento que en los hechos realmente significa estancamiento, no es la mejor opción por la fragilidad que esto significa para las economías del planeta.
Vale la pena recordar que justo antes de la aparición del Covid-19 el mundo estaba inmerso en un intenso debate y estrategia sobre cómo abandonar la “trampa del crecimiento”, muchos economistas tanto privados como de los gobiernos se preguntaban qué hacer, de qué manera romper esa inercia, cómo llevar al mundo hacia un esquema de desarrollo y bienestar mayor, sostenido, de largo plazo. La pandemia dejó el debate para mejor ocasión, pero la posposición también tiene fecha de caducidad.
Así, el FMI estima que para el año 2022 el crecimiento del mundo bajará de una tasa previa de 5.5 a una de 4.2 por ciento, con ajustes importantes ya que por ejemplo en Estados Unidos el PIB será de sólo 2.5 por ciento frente a un previo de 2.5 por ciento, mientras que en la zona euro esta tasa del PIB se estima en 3.6 por ciento respecto al 4.2 por ciento de un año antes. La misma zona asiática registrará el mismo fenómeno, China por ejemplo creerá en 2022 a una tasa de 5.6 por ciento, más bajo si consideramos que en 2021 la expectativa del PIB se ubica en 8.1 por ciento.
¿Cómo saldrá el mundo de la “trampa del crecimiento”?, lo que se observa es que primero deberá solucionar el problema del Covid-19 y las profundas secuelas que dejará por varios años a la economía.
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